La Trinidad, bordeado de cerro y tranquilidad

Tatiana Rodríguez Vargas

Rodeada de tres hermosos cerros, Oyanca, Mocuana y Hatillo, así se visualiza el municipio de La Trinidad, en el departamento de Estelí, ubicado a 128 kilómetros de la capital, un hermoso pueblo pintoresco donde se respira aires de seguridad.

Este lugar es conocido como la puerta de entrada a Las Segovias o entre cerro y cerro huele a pan, este último nombrado porque este rubro es muy populoso dentro de la zona urbana del municipio.

Aquí habitan más de 34 mil habitantes, en las 64 comunidades que conforman este municipio, donde se respira aires de seguridad como resultado de las diferentes acciones policiales.

 

 

“Estamos con los servicios de vigilancia y patrullaje a pie, en moto hacia la zona de la profundidad vamos en moto, vamos en la camioneta y siempre articulado con la población y los líderes de las comunidades y las instituciones del Estado”, expresó el Capitán Armando Huete, Jefe Policial de La Trinidad

La tranquilidad de este sector norteño, se refleja en las estadísticas policiales, que en los primeros cinco meses del año apenas se registraron 116 denuncias, de estas 86 corresponden a faltas y 30 delitos, alcanzando una efectividad del 94 por ciento.

Estos resultados no serían posibles sin las coordinaciones con las diferentes instituciones del Estado, con quienes se trabaja mano a mano para fortalecer la tranquilidad, permitiendo el crecimiento económico en este sector norteño.

“Viendo ese gran empeño de trabajo de labor de la Policía Nacional en nuestro municipio, dando recorrido, seguimiento. Estar ahí dando seguimiento en todas las actividades que se desarrollan en nuestro municipio, principalmente la seguridad de nuestra población en las calles de nuestro municipio”, manifestó la Compañera Yuri Cano, quien es la Secretaria Política de La Trinidad.

Acciones que son valoradas de manera positiva por la población, quienes aseguran que esto les ayuda a realizar sus jornadas en tranquilidad.

“Nos han asegurado bastante al pueblo, en la manera que nos brindan seguridad por la cosa del abigeato y todo, también lo que es aquí en La Trinidad cubriendo la zona de lo que es el campo y la zona del pueblo”, indicó Carlos Ortuño, quien se dedica al comercio.

“Nos han ayudado un poco a salir de los vicios con la liga de basquetbol, pero se ha detenido por el problema del virus, gracias a Dios estamos sin problema, sin nada y hay más seguridad y está bien”, dijo el joven William Estrada, quien también es un protagonista que trabaja para hacer un cambio positivo a su vida.

Esta zona norteña es un sitio de artesanos, donde las manos trabajadoras y laboriosas tejen las hamacas de cabuya de nylon, oficio que ha sido heredado de generación en generación.