Último adiós al Inspector Póstumo Julio César Narváez

Tatiana Rodríguez Vargas

La tristeza y el dolor invadieron los corazones de familiares, amigos y compañeros de trabajo del Inspector Póstumo Julio César Narváez Valle, a quien lo describieron como un hombre íntegro, responsable, buen padre y cariñoso.

En su humilde vivienda donde habitaba, se encontraban reunidos todos quienes le querían y conocían, despidiéndose de él y elevando una oración al Padre Eterno. La fortaleza para superar el dolor y que el alma de Narváez estuviese gozando de la vida eterna, fueron las principales peticiones en la plegaria.

“Yo te extrañaré, tenlo por seguro. Fueron tanto bellos y malos momentos que vivimos juntos. Los detalles las pequeñas cosas lo que parecía no importante son las que más invaden mi mente al recordarte. Ojala pudiera devolver el tiempo para verte de nuevo, para darte un abrazo y nunca soltarte. Más comprendo que llego tu tiempo que Dios te ha llamado para estar a su lado así él lo quiso pero yo nunca pensé que doliera tanto”, fue el último canto que le hiciera su familia antes de abandonar su casa, está vez para siempre.

Unidos por una vocación

Sus compañeros de trabajo sacaron el féretro en sus hombros, donde afuera le esperaba una valla de oficiales, que le saludaban como el gran oficial que fue. “Honor y Gloria al Inspector Julio Narváez” y “Viva el compañero Narváez”, eran las consignas más entonadas.

Sus compañeros de área y también oficiales de diferentes especialidades de la Policía Nacional, acompañaron en el recorrido que lo llevaría a despedirse en el Complejo Policial Ajax Delgado, lugar donde le sirvió a la comunidad por más de diez años.

Ahí, le rindieron guardia de honor comisionados generales y comisionados mayores miembros del Consejo Nacional de Policía, además de oficiales de diferentes estructuras e invitados especiales.

Recordado por su espíritu luchador

Su tía paterna Hilda María Narváez compartió que van a recordar a Julio “cómo recordamos a su padre Marvin Narváez, y de ser tan decidido como su padre. Yo lo recuerdo risueño, alegre, decidido y sobre todo de que era un excelente hijo, sobrino, padre”.

“Tenía una sonrisa sencilla, humilde. Y sin hipocresía decía no cuando era no, y si cuando era sí. Él me decía ´tía cuando yo llegue a ser policía voy a hacerlo porque quiero ver la cuadra donde vivimos sea una cuadra limpia. Y voy a cumplirle a mi patria como lo hizo mi padre´”, recordó Hilda.

Su suegro don Víctor Manuel Pérez, lo recordará siempre como un hijo. “Era un hombre sencillo, callado pero muy eficiente en su trabajo, primero era su trabajo pero siempre estuvo pendiente de su mujer, de sus hijos”, señaló Pérez.

Con su voz entrecortada y sus ojos con lágrimas manifestó que “lo voy a recordar como un hijo, nosotros lo tomamos como un hijo y lo vamos a resguardar como un hombre ejemplar”.

Última morada

Una hermosa caravana de patrullas y motorizados acompañaron al Inspector Póstumo Narváez a lo que sería su última morada, en el Cementerio Oriental.

Su féretro, cubierto de las banderas por la Nicaragua y de la Institución Policial, fue cargado y custodiado por los cadetes de la Academia de Policía “Walter Mendoza Martínez”, Instituto de Estudios Superiores.

Con lágrimas que recorrían las mejillas de todos quienes le apreciaban, le dieron el último adiós a este gran hombre, que siguió los pasos de su padre al luchar contra la delincuencia, para ver crecer a sus dos pequeños hijos,que ya no podrán verlo físicamente pero su legado seguirá vivo en el quehacer institucional.

¡Honor y Gloria al Inspector Póstumo Julio Narváez!